jueves, 24 de noviembre de 2011

Pablo

A pesar de lo poco profundo, a pesar de lo cliché, Ortega tiene razón (en parte): Un hombre es de hecho una circunstancia. En los ojos de mi padre por ejemplo, brilla una luz como la de ninguna otra persona, es la luz que tiene la gente que siempre tuvo claro, de manera inconsciente quizás, que lo único que se puede hacer en la vida es lo mejor, a tu parecer, dadas las circunstancias que se te han dado. Cuando mi padre brilla, puedo leer en él la nostalgia de estas coplas y una cierta potencialidad: él, realmente, podría haber sido lo que él quisiese. A veces me golpea pensar en todo lo que él podría haber sido en otras circunstancias, y así también todo lo que es dadas las que vivió. Mi padre sobrevive, quiere y se deja llevar. Prometo desde hoy no olvidar eso.

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